
Un día, con la excusa de realizar una sesión de fotos a un Dj, le propuse utilizar este lugar como “estudio fotográfico”. Más que una proposición fue un “secuestro” ya que él, aquel día, estaba un poco pochito, pero (tras muchos ruegos) accedió a guiarme hasta el lugar…
Nada más entrar, nos topamos con un salón que tenía unas maravillosas vistas a la Sierra Madrileña. En él encontramos un montón de sofás, que me sirvieron como attrezzo para la sesión de fotos. Hicimos del salón nuestro “cuartel general” y de su terraza, nuestro comedor improvisado.

Pegada a esta estancia, había otra, con una enorme chimenea y un altillo rodeado por grandes ventanales. En su tiempo, debió ser un lujo poder tomarse un café, disfrutando de las vistas, al calor de esa chimenea…
No muy lejos de allí, se encontraba “el bar”. Una barra, que aún soportaba el peso de la caja registradora sobre ella.

Una vez terminada la sesión de fotos y llenas nuestras barrigas, decidí perderme por el edificio.
Lo primero que visité, fue la enorme cocina. En medio de la misma, había un extractor de humos y aunque la mayor parte del habitáculo estaba destrozado, aún se podían apreciar, algunos cacharros apoyados en las baldas que había sobre la pared.

De vuelta al edificio principal, tuve, una vez más, que superar mis “pánicos absurdos” y armarme de fuerza, para subir por las escaleras que llevaban a las plantas superiores. En este caso, el pánico se debía a los tablones de madera, que ejercían su uso como escalera y a través de los cuales, se podía ver la parte de abajo…Siempre he odiado ese tipo de escaleras…supongo que tendrá mucho que ver con el vértigo que sufro…







En la parte alta del edificio, había un ático estilo “loft”…un amplio habitáculo, lleno de camas, colchones y restos de lo que sus “antiguos habitantes” habían dejado desparramado por allí…Los antiguos habitantes, según me comentó una amiga que había estado allí, eran una “familia” de rumanos, que en su día le dieron a ella un susto de muerte…


muy bueno el reportaje, la foto más inquietante la de la pintada de "satan"
ResponderEliminarmejor cuanto mas abandonado mas misterioso y decadente.
ResponderEliminar“el bar”. Una barra, que aún soportaba el peso de la caja registradora sobre ella.
define perfectamente el lugar y las sensaciones que con tus fotografías expresas
Es, definitivamente, un lugar único...
ResponderEliminarSique así. He pasado varias veces por ahi y nunca me habia parado a pensa lo que habia dentro
ResponderEliminarMuy interesante, qué sensación de desolación.
ResponderEliminarY el gordito de Cruzcampo tiene que estar acojonao allí solo...
Un saludo
Buenas fotos,recuerdo a ver estado alguna vez en ese sitio pero lleno de vida.
ResponderEliminarUn saludo.
http://albertoalpha200.blogspot.com/
Yo iba de vez en cuando de pequeño.
ResponderEliminarLas colchas son las mismas de hace más de 30 años, bueno las colchas y los sofás.
alguien me podria decir la direcion exacta de este lugar
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